Si
los brazos se convirtieran en alas sería la criatura más feliz de todo Universo
existente; pero, es tan difícil que ocurra. . . Sí, cierto es, que nosotros los
humanos carecemos de ese Don, pero tenemos otro mucho más fuerte y poderoso, “el
mundo onírico o de los sueños” (esos
pedacitos de muerte, como los odio), según Edgar Allan Poe.
Personalmente,
“esos pedacitos” representan instantes
y momentos de ruptura con la realidad, en los cuales mi mente puede “volar” por
el espacio-tiempo de un Universo fantástico e irreal. Ya pueden ser imágenes,
pinturas o fotografías, que solamente me basta “una” para querer profundizar, y,
en definitiva buscar, esos invisibles e inexistentes mundos a los cuales mi
mente, tiene acceso libre para imaginar.
Y
así de esta manera tan peculiar, me muestra los profundos misterios del
Universo, dotándome de poder sobrenatural para viajar desde una remota parte
del mundo a otra lejana y recóndita, en tan solo un instante fugaz.
Puedo
también observar como el transcurrir del tiempo, borra las huellas de aquellas
débiles almas humanas que pasaron por él, menos las mías, que, sin envejecer,
sin enfermar y en definitiva sin morir, me permite ver, como todo cambia a
excepción de mi inmortal e imperecedero Ser.
También
me proporciona el Poder suficiente para traspasar todas las atmosferas de la Tierra,
viajando a otros mundos, otras galaxias utilizando el feroz poder de los temibles
y desconocidos monstruos negros del Universo (agujeros de gusano), sin que nada
perturbe una sola célula de mi cuerpo.
Ese
es el poder de mi mente cuando “divaga”.
Yo,
tan solo me conformaría si uno solo de esos sueños que se esconden en los
mundos fantásticos de mi mente, fuese real. Ese es mi sueño ¿y el tuyo?.
Liliana Castillo Girona
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