Silenciosa y oculta esperas,
en los confines de tu Universo,
a que la materia que una vez te creó,
te consuma con su espacio-tiempo.
Naciste como una brillante estrella,
y durante miles de millones de años
Iluminaste el negro vacio
de la galaxia que te aceptó,
pero el tiempo no perdona
Y a ti también te alcanzó.
Tu último aliento de vida
se convirtió en una terrible explosión
de luz, fuego y calor.
Pudiendo contemplar tu grandeza
desde la esfera celeste
del planeta más pequeño y lejano,
que nunca supo nada de ti.
Y así seguirás durante semanas o meses
explotando y desintegrándote
en millones de fragmentos
que ya invisibles
hablarán por siempre jamás
de tu temible y poderosa
extinción.
Liliana Castillo Girona
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