diumenge, 3 d’octubre del 2010

UNA HISTORIA FAMILIAR: Primera Parte

Por muchos años que pasen nunca conseguiré olvidarla. Es por ello que he decidido inmortalizar la historia de su vida; una vida llena de contrastes, de luchas, alegrías y penas. Una vida plena, dura, aventurera y en algunas ocasiones fantástica, misteriosa, oculta.

Mi abuela y su gran personalidad siempre dejando huella: impulsiva, inteligente, alegre, triste, bondadosa, generosa, egoísta, comprensiva, apasionada, luchadora, sabía encajar victorias y derrotas, nunca se hundió y siempre supo cómo encontrar la luz en los momentos más oscuros y difíciles de su larga vida.

Esta es su historia. . .

Teresa Nart Navero nació el 20 de Marzo de 1915 en Barcelona (Ciudad Condal), hija de Francisco y Luisa, con domicilio en la calle Vistalegre, número 22 de Barcelona.

Su madre (es decir mi bisabuela) fue cupletista y trabajaba con artistas de la época como Raquel Meyer, en teatros y espectáculos Barceloneses. En una de aquellas noches de trabajo, una vez finalizada su actuación, se le presentó un elegante señor de alta alcurnia con residencia en Madrid, a quien le encantaba pasar sus ratos de ocio entre los bastidores nocturnos de la Ciudad Condal.

El flechazo fue instantáneo, fuerte, de tal intensidad que iniciaron un romance apasionado y secreto, con encuentros ocasionales siempre en habitaciones de hotel, debido a la alianza matrimonial que mantenía encarcelado a este señor.

A consecuencia de esta relación nacieron: mi abuela y dos hermanas más.

Este señor mantuvo a mi bisabuela durante un tiempo, enviándole dinero para la manutención de sus tres hijas, hasta que llegó un buen día que desapareció de su vida, teniendo que subir mi bisabuela a sus tres hijas completamente sola. Se vio obligada a tomar una decisión muy importante para ella, dejar la vida entre bastidores y espectáculos y dedicarse a ganar dinero durante el día. Llevar esta empresa no le costó mucho, ella y otra compañera consiguieron abrir una tienda de frutas y verduras con el dinero ahorrado, y no les fue demasiado mal.


Mi abuela era la segunda de las tres por orden de nacimiento, y fue consciente del abandono. Vivieron sin padre pasando por momentos muy duros y desagradables, alternados con otros más felices.
La infancia y adolescencia de mi abuela fue el de una niña normal aunque los problemas les asfixiaran y estuvieran carentes de la figura paterna.


Los estudios de Enseñanza General Básica los realizó en una escuela de monjas de Barcelona, donde. . . una vez finalizados, decidió ponerse a trabajar por necesidades económicas. En aquellos tiempos no existía la problemática actual en el mercado laboral y la relación oferta/demanda se correspondía al cien por cien, gracias a ello entró a trabajar en una fábrica de bolsos, con tan solo 14 años de edad, allí transcurría gran parte de su vida.

A partir de esta edad ya se consideraban en ciertos casos adultos y adultas, mi abuela era mucho más madura que el resto de niñas o jóvenes, ventaja que supo aprovechar muy bien.

SUS VIRTUDES, DEFECTOS Y DEMONIOS

En cuanto a lo primero sus familiares podemos decir que fue: sincera y franca (quizá demasiado), fue una gran defensora y buscadora de la Verdad, no le daba miedo decir las cosas por su nombre, sin rodeos, de una manera directa, simple y clara, aunque en ocasiones hiciera daño. Lo destaco como virtud porque entre la especie humana “es un bien escaso y muy necesario”. Para mi abuela dejar las cosas claras era vital, por lo tanto las mentiras no encontraban espacio en su vida. También fue una mujer muy generosa, tenaz y luchadora, nunca se rendía, siempre estaba “al pie del cañón”.

En mi abuela no existía diferencia entre defectos y demonios. El orgullo, la arrogancia y el dominio fueron sus grandes bestias.

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