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uentan. . . que hubo una época tan remota, distante y extraña que el tiempo no transcurría nunca porque no existía. Mientras humanos y bestias seguían su ciclo sin envejecer, los astros les contemplaban colgados desde oscuros vacíos suspendidos en la inmensidad de una “nada” llamada Universo; únicamente iluminada por múltiples y brillantes luces de estrellas, que, como diamantes pretendían alegrar a tanta oscuridad. Convertidas en inalcanzables “piedras preciosas” para aquellos hombres y bestias, durante las noches de luna llena, detenían sus quehaceres nocturnos para contemplar su incomparable belleza.
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uentan. . . que ocurrió en una de aquellas noches sin tiempo cuando Hombre y Bestia, se fijaron en la Luna: redonda, plateada, lejana, e inmóvil, tan quieta atada con sus invisibles cuerdas en el oscuro cielo, siempre coronada de plata y olvido, cuando a Hombre y Bestia les pareció que Luna también examinaba con minuciosidad el mundo que asomaba a sus pies.
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uentan. . . que Hombre le dijo a Bestia:
- creo que Luna está más cerca hoy que las otras noches: a lo que Bestia respondió
- auuuuuuu!:
Aquella noche, Luna, que tanto agradecía contemplar al mundo desde su privilegiada posición celestial, se distrajo y saliéndose de su órbita se acercó más a la mirada de Hombre y Bestia. Entre los tres hubo tal conexión visual que Luna se acercó tanto que se enredo con las ramas de un árbol cayendo de pie sobre la fresca y oscura hierba, y, de repente le salió al paso una tenebrosa y enorme sombra con profundos ojos rojos, negro pelaje, orejas puntiagudas y largos y afilados colmillos con infernales gruñidos de terror. Era Bestia.
Hombre huyo despavorido de horror al ver a Luna en la Tierra, dejando a Bestia sola con Luna, caída en su planeta.
¿Qué ocurrió cuando quedaron solos?; pues según cuenta la leyenda, Luna y Bestia jugaron:
En el espacio donde se encontraban se mezclaron cabriolas de luz de Luna con negros y gruesos pelos de Bestia, entre arbustos y colinas, combinados con aullidos, risas y rumores de estrellas entre las hojas también caídas de viejos y sabios árboles.
Parece ser que se lo pasaron muy bien, pero como todo lo que empieza, acaba y Bestia volvió con su acompañante de toda la vida a los frondosos bosques sin tiempo y Luna regresó a su privilegiada posición celestial.
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uenta la leyenda que antes de separarse, Luna le robó a Bestia su sombra para vestirse de noche y así recordar el aroma de aquellos inolvidables bosques Terrestres.
Desde aquella noche cuando hay luna llena Bestia le aúlla reclamándole su sombra robada. . .
Liliana Castillo Girona
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